lunes, 21 de septiembre de 2009


Historia de Panama

(3 de noviembre de 1903, separación de Colombia)

Para el año de 1400, poblaban el territorio, diferentes agrupaciones de aborígenes, cuya población se calcula era de 40.000 almas.

La ocupación del Istmo de Panamá por los primeros aborígenes panameños ocurrió entre los años 11.000 y 10.000 a.C., pasando por cuatro etapas bien definidas, ésta es la llamada Prehistoria de Panamá
Se calcula que para la llegada de los
españoles, la población de indios del istmo sería de entre seiscientos mil hasta un millón de habitantes. Encontraron varios grandes “reinos” (cacicazgos) con su propia organización política y militar.


En el área hoy conocida como provincias centrales se distinguían los reyes Esquina, Urracá, Paris ,
Natá y Chirú, además de otros pueblos ya extintos.

Ya éramos una nación.

Fuimos sometidos por los españoles.

Fuimos colonia española.

Aparte de España y Portugal, el dominio político y el monopolio comercial entre las colonias excluía al resto de las potencias europeas. El dominio del nuevo mundo quedó bajo pleno control de los reinos español y lusitano gracias a el Tratado de Tordesillas.

El jurista Hugo Grocio formuló su teoría del Mare Liberum, en el cual se sostenía que el mar y la tierra formaban una sola unidad. Por lo tanto, justificaba la intervención que las demás naciones europeas efectuaban sobre lo que España y Portugal alegaban, pertenecía a su soberanía.

Los grandes cambios que venían ocurriendo en el mundo dando al traste con los sistemas monárquicos-absolutistas de gobierno, el descrédito de una Iglesia Católica comprometida en escándalos de corrupción y cismas que poco podían apoyar ya las tesis de que las monarquías provenían de Dios, las innovadoras tesis políticas respecto a que el poder emana de los pueblos, la introducción de las teorías de la separación de los órganos del Estado, la Revolución Francesa, el descubrimiento de la imprenta, la decadencia del feudalismo, el advenimiento del mercantilismo y el nacimiento y prosperidad de la burguesía, las guerras napoleónicas, el abandono de las colonias por el gobierno peninsular ibérico, los vientos de independencia continental, fueron todas, entre otras razones, motivaciones que llevaron también a los panameños a sumarse al carro de la independencia de las naciones americanas.

Para el 28 de noviembre de 1821, buena parte de las tropas españolas en territorio panameño habían marchado a Sur América, con el fin de sumarse a las tropas que combatían aún en Perú y Ecuador contra las fuerzas criollas independentistas y en tales circunstancias, había quedado como jefe de plaza de Panamá, un criollo, el coronel José de Fábrega, quien aprovechando la ausencia del grueso de la tropa española, se sumó a los anhelos independentistas locales y proclamó la independencia de Panamá. Era temerario sin embargo, pretender que Panamá pudiera oponer una resistencia eficaz a los españoles si disponían la reconquista del territorio y en tales circunstancias prudente procurar tener el respaldo político y militar de cualquier nación que pudiera prestarlo.

Simón Bolívar gozaba de amplias simpatías en el Istmo, sus ejércitos habían logrado un año antes y con la participación de soldados panameños, vencer a las fuerzas españolas en la Batalla de Boyacá, consolidando la independencia de la Nueva Granada, de cuya organización política dependía Panamá en ese momento por decisión española, sin que los efectos de dicha batalla alcanzaran al Istmo. En tales circunstancias, en Cabildo Abierto, la ciudadanía panameña ampliamente dispuso incorporarse a lo que hoy se conoce como la Gran Colombia, que recién emergía como república independiente integrada por las actuales repúblicas de Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá.

En 1903, Colombia rehusó a los Estados Unidos el derecho de acabar el canal. En reacción, los Estados Unidos incitaron a Panamá a sublevarse. El 3 de noviembre de ese mismo año, Colombia debió entonces consentir la creación de la República de Panamá. Tropas norteamericanas fueron enviadas para sostener al nuevo gobierno panameño y, desde el 18 de noviembre, los derechos del canal fueron vendidos a los Estados Unidos.

Fueron 17 los intentos separatistas panameños después de fundada la colonia, la inquietud independentista nos condujo a la separación de España. Nuestra vocación de libertad se mantuvo latente durante la época Granadina.

Desmembrada la Gran Colombia quedaron unidos en un débil lazo Panamá y Colombia, unión que no fue posible mantener principalmente por la desidia y abandono al Gobierno Istmeño.

Las raíces históricas de nuestro principal recurso geográfico salieron a relucir ante el trato prepotente del Gobierno de turno que rechazó el Tratado Herrán - Hay y condenaba a Panamá a una vida ya casi tradicional de privaciones.

Don José Agustín Arango, un varón justo y noble como esos caracteres ejemplares de la historia, que exalta Plutarco en sus "Vidas Paralelas" para lección perenne de civismo a la humanidad, que llevaba en su sangre el amor a la libertad, fue el iniciador, la fuerza viva, del movimiento secesionista de Panamá en 1903.

Los patricios que actuaron en su momento histórico, que ocuparon el puesto en el estadio del tiempo que le tocó vivir, se inspiraron en el tradicional sentimiento nacionalista de los pueblos y reclamaron a la humanidad el derecho natural que la Patria, llamada Panamá tiene reservado en los espacios de los pueblos del mundo, la franja geográfica por donde habría de construirse un canal, es patrimonio de esta nación; así lo entendieron los próceres y así lo aceptaron los panameños.

A fin de impulsar la revolución y para asegurar sus resultados, los señores Don José Agustín Arango y el Dr. Manuel Amador Guerrro, acordaron iniciar en sus planes a otros panameños, de quienes tenían la seguridad que contribuirían, con entusiasmo, en tan noble causa, para organizar con ellos una Junta directora de la revolución, la cual quedó intengrada por los siguientes caballeros: Don José Agustín Arango, Dr. Manuel Amador Guerrero, Don Carlos Constantino Arosemena, Don Nicanor A. de Obarrio, Don Ricardo Arias, Don Federico Boyd, Don Tomás Arias y Don Manuel Espinoza B.

El 3 de noviembre de 1903 tuvo lugar la proclamación de la independencia en la ciudad de Panamá, decisión que halló inmediatamente respaldo en el resto del país y los panameños al unísono declararon este territorio como un Estado independiente y soberano con el nombre de la República de Panamá.

La redacción del documento histórico ( Acta de Independencia del Istmo ), que contiene esta proclamación fue encomendada en la mañana del histórico día 3, por el propio jefe de la revolución, Don José Agustín Arango, a un eminente jurista panameño de figuración destacada en la vida política del país, el Dr. Carlos Antonio Mendoza, prominente figura del Partido Liberal istmeño.

Los panameños celebramos hoy, 3 de noviembre, la fundación de la República cuando nos separamos de Colombia en 1903. Nuestra unión a este país fue voluntaria, puesto que Panamá declaró su verdadera independencia el 28 de noviembre 1821, cuando se liberó de España.

Alrededor de nuestra separación se han manifestado diversas opiniones, pero lo importante es que nació una nueva República, hoy consolidada ante el concierto de las naciones del orden.

En aquella época, Panamá había sido condenada al aislamiento por el gobierno colombiano, el que no sólo la había abandonado en el desarrollo económico y espiritual, sino que la había convertido en un escenario de guerra y conflicto que terminó por hastiar al pueblo panameño.

Entonces, de aquel desastre gubernamental impuesto por Colombia surgió la semilla revolucionaria de un movimiento que materializó el Dr. Manuel Amador Guerrero, ilustre patriota que luego se convirtió en el primer presidente de los istmeños.

Para el 3 de noviembre de 1903, que por cierto fue miércoles, la Junta Revolucionaria y sus más cercanos colaboradores ya habían proclamado nuestra separación de Colombia.

Le correspondió al Consejo Municipal, como representante del pueblo soberano, citar por medio de su presidente Demetrio H. Brid a una sesión solemne y extraordinaria con el fin de adherirse al movimiento ya prácticamente consumado.

Brid también le solicitó al presidente de Estados Unidos el reconocimiento oficial de la nueva nación y citar a las corporaciones públicas, militares y religiosas, así como a todos los ciudadanos, a un cabildo abierto para el próximo 4 de noviembre.

No todo fue celebraciones.

El día 3 habían anclado en la bahía de Colón, o sea en la de Limón, el crucero “Cartagena” y un carguero que juntos traían 550 soldados colombianos más todos sus equipos y armas, con el fin de impedir el movimiento separatista.

Al dirigirse sus jefes, los generales Juan B. Tovar y Ramón G. Anaya, a las autoridades del ferrocarril para que todos fueran trasladados a la capital, se les dijo que no había vagones suficientes y que deberían pagar por el transporte. Que a los jefes los podían llevar y que las tropas serían transportadas después.

Al llegar a Panamá fueron apresados por el capitán Marco A. Salazar, quien cumplía órdenes de su jefe Esteban Huertas. Con esta orden Salazar se jugó la vida.

Todo ello hizo que el coronel Eliseo Torres, que había quedado en Colón al mando de las tropas que no fueron transportadas, amenazara con destruir totalmente la ciudad, y con matar a los estadounidenses presentes allí. Después de múltiples conversaciones y de 8 mil dólares, más el valor de los pasajes y alimentos, se solucionó tan grave y peligrosa situación. A bordo del “Orinoco”, ni dijeron adiós.

A todas estas en la capital se habían organizado los batallones Primero y Segundo del Istmo, más varios regimientos para impedir una posible llegada de aquellos soldados hasta la capital...

La unión a Colombia, lejos de contribuir a mejorar las condiciones de vida de los istmeños, las había deteriorado de manera palpable, a lo cual contribuía la devastación producida por la Guerra de los Mil Días, que no era sino la fuente de mayores desgracias para la población de este territorio.

El fusilamiento de Victoriano Lorenzo, el caudillo liberal que se negó a aceptar la paz del Wisconsin, sirvió de acicate a la idea de la separación definitiva del Istmo de Panamá.

El 25 de julio de 1903, el general José Vásquez Cobo, comandante militar de Panamá y hermano del entonces ministro de Guerra colombiano, ordenó el asalto de la imprenta que publicaba el periódico El Lápiz, el cual había narrado en detalle el fusilamiento de Lorenzo y había hecho algunas veladas protestas por el suceso.

Este hecho provocó la salida de Cobo de Panamá e hizo que finalmente los liberales panameños se dieran cuenta de que no tenían ninguna garantía ni seguridad bajo el régimen conservador colombiano y se pasaron a las filas de la conspiración secesionista.

Ya transcurrió un siglo y seguimos luchando por ser independientes.

“La libertad no puede ser concedida: tiene que ser conquistada.”

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